Los gatos son expertos en encontrar espacios cerrados y reducidos cuando buscan seguridad y/o tranquilidad. Puede ser un tipo de iglú independiente sobre el suelo, una cueva de un rascador, bajo
algún mueble o sábanas de la cama, una caja de cartón, etc.
Por lo general, cuando los llevamos al veterinario en su transportín, taparlo con una mantita o una sábana les dará esa tranquilidad que necesitan, más que si les dejamos observar la calle.
Y si a ese espacio que han escogido lo hacemos un poco suyo, con algún tipo de acolchado suave, se sentirán más cómodos. Eso sí, conociendo la psicología felina sabemos que, tras prepararles con tanto esmero el mejor sitio para su escondite, al final eligen cualquier otro hueco distinto, pero no hay que frustrarse, los gatos les gusta variar y más pronto que tarde, lo usarán... doy fe de ello.
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